¿Qué son los estresores químicos y cómo afectan al sistema nervioso?
Vivimos rodeados de factores que influyen en nuestra salud, y muchos de ellos son invisibles. Uno de los más importantes —y menos comprendidos— son los estresores químicos. Estas sustancias pueden alterar el equilibrio interno de nuestro cuerpo y afectar directamente al sistema nervioso, incluso sin que aparezcan síntomas inmediatos.
En este artículo veremos qué son, cómo actúan y por qué es tan importante proteger nuestro cuerpo (y nuestro ADN) de su influencia.
¿Qué es un estresor químico?
Un estresor químico es cualquier sustancia que obliga al cuerpo a hacer un esfuerzo extra para mantener el equilibrio o “homeostasis”. Cuando este esfuerzo se repite a diario, el sistema nervioso y el resto del organismo pueden resentirse (1).
Los estresores químicos más comunes son:
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El tabaco y la exposición al humo, incluso pasiva
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Alcohol, cafeína o drogas recreativas
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Contaminación ambiental (aire, agua, metales pesados)
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Pesticidas y productos de limpieza agresivos
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Plásticos, cosméticos o envases con bisfenoles o ftalatos
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Alimentos ultraprocesados y aditivos químicos
Nuestro cuerpo tiene mecanismos para eliminar toxinas, pero cuando la carga química es constante, el sistema se satura y aparecen respuestas de estrés celular.
Cómo afectan al sistema nervioso
El sistema nervioso es especialmente sensible porque necesita un entorno químico muy estable. Los estresores químicos pueden alterar la comunicación entre neuronas, generar estrés oxidativo (exceso de radicales libres), activar la inflamación cerebral o reducir la energía de las células nerviosas al dañar las mitocondrias (1).
Además, pueden debilitar la barrera hematoencefálica, permitiendo la entrada de toxinas al cerebro. Todo esto puede manifestarse como fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, ansiedad, insomnio o incluso deterioro cognitivo a largo plazo.
La clave epigenética: cómo el entorno “enciende o apaga” tus genes
La epigenética estudia cómo el entorno influye en la expresión de nuestros genes. No cambia el ADN en sí, pero sí qué genes se activan o se silencian (2). Los estresores químicos son una de las causas más potentes de alteraciones epigenéticas.
Cuando fumamos, respiramos aire contaminado o comemos productos llenos de aditivos, el cuerpo interpreta esas sustancias como una amenaza y activa genes relacionados con la defensa, la inflamación o la desintoxicación. Si la exposición es constante, esos mecanismos pueden quedarse “atascados”, generando inflamación crónica o debilitando la capacidad del cuerpo para repararse.
Además, algunos cambios epigenéticos pueden heredarse, lo que significa que el estilo de vida de hoy puede influir en la salud de las generaciones futuras (3).
Por ejemplo:
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El tabaco altera la metilación del ADN en genes relacionados con la función pulmonar, el estrés oxidativo y la respuesta inmune (4).
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Ciertos pesticidas y metales pesados pueden modificar genes implicados en la plasticidad neuronal y el desarrollo cerebral.
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Los antioxidantes, la actividad física y los ajustes quiroprácticos regulares ayudan a mantener una expresión genética equilibrada al reducir el estrés general del organismo (5).
Estrategias prácticas para reducir el estrés químico
No podemos vivir en una burbuja, pero sí podemos reducir la carga tóxica y apoyar al sistema nervioso de forma natural (6):
Evita o reduce:
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Fumar o exponerte al humo del tabaco
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Ambientadores, aerosoles y productos de limpieza con fragancias artificiales
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Envases plásticos en contacto con alimentos calientes
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Alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y alcohol
Favorece:
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Beber agua filtrada
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Comer frutas y verduras frescas, ricas en antioxidantes
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Dormir bien y hacer ejercicio regularmente
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Practicar técnicas de relajación o meditación
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Ajustes quiroprácticos regulares para optimizar la función del sistema nervioso y la capacidad adaptativa del cuerpo
En resumen, los estresores químicos son una forma silenciosa de estrés que afecta directamente a cómo nuestras células se comunican, se reparan y expresan sus genes. Al reducir su impacto y mantener el sistema nervioso libre de interferencias, mejoramos la capacidad del cuerpo para adaptarse, regenerarse y mantener un equilibrio duradero.
Recordemos: no se trata de evitarlo todo, sino de darle al cuerpo la oportunidad de funcionar en su máximo potencial.
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Referencias
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McEwen BS. Neurobiological and systemic effects of chronic stress. Front Psychiatry. 2017;8:55.
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Szyf M. The epigenetics of perinatal stress. Dialogues Clin Neurosci. 2019;21(4):369–78.
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Ladd-Acosta C, Fallin MD. The role of epigenetics in genetic and environmental epidemiology. Curr Opin Genet Dev. 2019;56:9–16.
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Lee KW, Pausova Z. Cigarette smoking and DNA methylation. Front Genet. 2013;4:132.
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Rönn T, Ling C. Effect of exercise on DNA methylation and metabolism. Prog Mol Biol Transl Sci. 2015;135:405–23.
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World Health Organization. Chemical safety and health. [Disponible en: https://www.who.int/health-topics/chemical-safety]



