Por qué los Omega-3 y la Vitamina D3 Deberían Ser No Negociables en tu Rutina de Salud
Un enfoque quiropráctico para combatir la inflamación y mejorar tu bienestar
Rodney Pendarvis, DC PCAC
Hoy quiero hablarte de dos nutrientes esenciales que muchas veces pasan desapercibidos, pero que pueden marcar una enorme diferencia en tu salud: los ácidos grasos omega-3 (del aceite de pescado) y la vitamina D3. Ya sea que estés lidiando con problemas crónicos como dolor articular, fatiga o hipertensión, o que simplemente te interese sentirte lo mejor posible cada día, estos dos deberían estar sí o sí en tu radar.
Como quiropráctico, me centro en que el sistema nervioso funcione de manera óptima, y eso solo ocurre en un cuerpo que no está inflamado crónicamente. Aquí es donde el omega-3 y la vitamina D3 hacen su magia.
Empecemos por la inflamación
La inflamación en sí no es mala. De hecho, es una respuesta natural y necesaria del cuerpo. El problema aparece cuando esa respuesta no se apaga. Entonces hablamos de inflamación crónica, que está detrás de muchísimas enfermedades: enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, niebla mental, dolores articulares, enfermedades autoinmunes… la lista es larga [1].
¿Y qué la alimenta? Pues nuestros hábitos: alimentación pobre, falta de movimiento, estrés, mal descanso… En resumen: el estilo de vida moderno.
Y aquí entran en juego nuestros aliados…
Omega-3: antiinflamatorio natural por excelencia
Los omega-3 —especialmente el EPA y el DHA presentes en el aceite de pescado— ayudan a regular la inflamación. No la eliminan (lo cual no queremos), pero la equilibran [2].
El problema es que nuestra alimentación está sobrecargada de omega-6 (provenientes de aceites vegetales procesados) y muy pobre en omega-3. Este desequilibrio nos predispone a la inflamación [3].
Beneficios de los omega-3:
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Mejoran la función cerebral y el estado de ánimo [4]
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Reducen el dolor y la rigidez articular [5]
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Disminuyen los triglicéridos y el riesgo cardiovascular [6]
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Ayudan con la concentración y la energía
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Favorecen la salud de la piel
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Y lo más importante: reducen la inflamación crónica
Si tienes alguna enfermedad relacionada con el estilo de vida, esto es vital. Y si eres de los que buscan prevención y bienestar, el omega-3 es un recurso sencillo y potente para mantenerte saludable a largo plazo.
Vitamina D3: mucho más que “la vitamina del sol”
La vitamina D3 en realidad actúa como una hormona y está implicada en más de mil funciones distintas del cuerpo: sistema inmunológico, salud ósea, estado de ánimo, función muscular… y por supuesto, inflamación [7].
La gran mayoría de las personas tiene niveles bajos, sobre todo si pasa mucho tiempo en interiores, vive en zonas con poco sol o usa protección solar (que previene quemaduras, pero también impide la síntesis de vitamina D en la piel).
Un déficit de vitamina D3 puede estar relacionado con:
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Fatiga y bajón anímico [8]
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Mayor susceptibilidad a infecciones [9]
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Debilitamiento óseo [10]
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Dolor crónico [11]
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Recuperaciones más lentas tras lesiones
Y lo que poca gente sabe es que la vitamina D3 modula la respuesta inflamatoria del sistema inmunológico [12]. Ayuda a que el cuerpo sepa cuándo apagar la inflamación, lo cual es esencial para curarse bien y mantener la salud en el tiempo.
¿Entonces… hay que suplementarse?
En la mayoría de los casos, sí.
Muy pocas personas obtienen suficiente omega-3 únicamente a través de la dieta (harían falta varios platos de pescado azul a la semana), y los niveles adecuados de vitamina D son casi imposibles de mantener sin suplementación o exposición solar constante [13].
Lo que suelo recomendar:
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Un aceite de pescado de alta calidad, con una buena cantidad de EPA y DHA
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Vitamina D3 combinada con K2, que ayuda a que el calcio se dirija a los lugares correctos (huesos y no arterias)
Por supuesto, es importante consultar con tu profesional de salud, pero desde el enfoque quiropráctico, optimizar estos nutrientes es una de las maneras más directas de apoyar el sistema nervioso, la recuperación del cuerpo y la salud integral.
Pequeños nutrientes, gran impacto
A veces creemos que estar sano requiere soluciones complejas. Pero la realidad es que, si construimos una base sólida —con movimiento, descanso, cuidado quiropráctico y suplementos bien elegidos— los resultados llegan solos.
Los omega-3 y la vitamina D3 no son la última moda, pero son pilares reales de salud.
Tanto si estás enfrentando inflamación crónica como si simplemente quieres prevenirla, estos dos deberían formar parte de tu día a día.
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Referencias
- Furman D, Campisi J, Verdin E, et al. Chronic inflammation in the etiology of disease across the life span. Nat Med. 2019;25(12):1822–1832.
- Calder PC. Omega-3 fatty acids and inflammatory processes. Nutrients. 2010;2(3):355–374.
- Simopoulos AP. The importance of the omega-6/omega-3 fatty acid ratio in cardiovascular disease and other chronic diseases. Exp Biol Med (Maywood). 2008;233(6):674–688.
- Su KP. Biological mechanism of antidepressant effect of omega-3 fatty acids: how does fish oil act as a ‘mind-body interface’? Neurosignals. 2009;17(2):144–152.
- Kremer JM. n-3 fatty acid supplements in rheumatoid arthritis. Am J Clin Nutr. 2000;71(1 Suppl):349S–351S.
- Harris WS, Miller M, Tighe AP, Davidson MH, Schaefer EJ. Omega-3 fatty acids and coronary heart disease risk: clinical and mechanistic perspectives. Atherosclerosis. 2008;197(1):12–24.
- Christakos S, Dhawan P, Verstuyf A, Verlinden L, Carmeliet G. Vitamin D: metabolism, molecular mechanism of action, and pleiotropic effects. Physiol Rev. 2016;96(1):365–408.
- Parker GB, Brotchie H, Graham RK. Vitamin D and depression. J Affect Disord. 2017;208:56–61.
- Martineau AR, Jolliffe DA, Hooper RL, et al. Vitamin D supplementation to prevent acute respiratory infections: systematic review and meta-analysis of individual participant data. BMJ. 2017;356:i6583.
- Holick MF. Vitamin D deficiency. N Engl J Med. 2007;357(3):266–281.
- Wu Z, Malihi Z, Stewart AW, Lawes CM, Scragg R. Effect of vitamin D supplementation on pain: a systematic review and meta-analysis. Pain Physician. 2016;19(7):415–427.
- Aranow C. Vitamin D and the immune system. J Investig Med. 2011;59(6):881–886.
- Cashman KD, Dowling KG, Škrabáková Z, et al. Vitamin D deficiency in Europe: pandemic? Am J Clin Nutr. 2016;103(4):1033–1044.


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